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Simplicidad.

Que el Espíritu de la simplicidad habite en vuestros corazones. Que os podáis tornaros en certeza y no más en pregunta, pudiendo vivir así en el aquí y en el ahora. Que el rostro del Padre se revele en vuestro corazón y que seáis bautizados por su ígneo e insondable misterio. Que podáis reconocer en el altar del silencio la voz de la simplicidad, aquella que os invita a trascender toda especulación.

Que la voz de la simplicidad os permita morar en la eternidad, recobrando así vuestra conciencia de lo inmortal. Que os podáis despojaros de la pesada carga del intelecto para que así este sea transubstanciado en colaborador de la suprema creatividad. Que a través de la suprema creatividad el Cielo descienda a la Tierra. Que los aromas del Espíritu, como una bella melodía, eleven todo hacia el punto central, pudiendo así morar en el trono de la gran libertad.

Simplicidad, la palabra que el instructor pronunció. ¿Quién es el que mora en la simplicidad? Estáis tan ocupados con el yo y lo mío que olvidáis reverenciar en la simplicidad de la vida aquella partícula ígnea que habita en vuestro corazón.

La vida os dice, la vida os habla: retornad a la simplicidad. Tornaos en reyes y señores de la simplicidad, sólo ella os hará libres y bajo su silencioso manto al cosmos retornareis. Abandonad las áridas Tierras del intelecto, abandonad aquel desierto de la complejidad. Mantén vuestra mirada en la simplicidad, sumérgete en su misterio, pues ella será quien lave vuestros pies de toda carga ancestral. En la simplicidad encontrarás la llave de la Unidad.

Tu destino, ¡oh! Peregrino, es la simplicidad, pues sólo ella conoce la sabiduría del corazón. Simplicidad es el portal que debéis cruzar, simplicidad es el Gran Magneto que aglutina las partículas y las funde en el gran caudal.

Ten presente, ¡oh! Peregrino, que vivís tiempos de gran confusión. Es por esto que os decimos: “Morad en la simplicidad, ella será vuestro escudo en tiempos de aridez. Que podáis aspirar a lo Alto bajo la Ley de la Simplicidad, que os podáis tornaros en expresiones de la Ley. Que seáis simples y puros de corazón”.

Recordad, recordad la voz que os dijo: “En la simplicidad está la grandeza”.

El Camino del Lirio - Andrés Ríos


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